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Marisa Santamaría – Directora Estratégica de la Red de Diseño del Foro de Marcas

Los horizontes de futuro se encuentran sumidos en una neblina difícil de discernir. El año 2022 abre puertas a la continuidad de la incertidumbre y a la proyección de algunas, pocas, certezas que debemos observar de cerca, examinarlas en todas sus dimensiones posibles. Sea cual sea nuestra responsabilidad o nuestro cometido, es imposible hoy ignorar las revoluciones de cambio a nuestro alrededor y, menos aún, la evolución natural de otras que impulsan la optimización del cambio.

Nuevos ámbitos, nuevas dimensiones de vida

En un contexto de transformación constante en todos los órdenes, ante la aceleración de las crisis sucesivas, presentes y venideras, y una nueva vulnerabilidad humana sin precedentes, no podemos dejar de situarnos entre unos horizontes posibles y otros deseables, prever ciertos futuros emergentes que posibiliten una mayor comprensión y adaptabilidad a una complejidad que se ha convertido en norma.

Como hemos podido experimentar en estos dos años de pandemia global, la adaptación al cambio ha sido rápida, si la opción es mantenerse en el mercado activo, la actitud generalizada se ha manifestado reiteradamente como una permanente adecuación a las posibilidades cambiantes que ofrece cada entorno, entidad, corporación o institución. Los motores de los procesos en evolución se centran en la digitalización de nuestra vida, los espacios que se van acomodando a una nueva confortabilidad, las divergencias y, al mismo tiempo, puntos de conexión entre la tradición y las nuevas dimensiones de la tecnología, entre otras muchas disquisiciones contemporáneas.

El reciente Premio Nobel de Medicina otorgado a los investigadores David Julius y Ardem Patapoutian por su descubrimiento de los receptores de la temperatura y el tacto, demuestran la importancia de la sensorialidad humana, cualidades expandidas que permiten una adaptación distinta a los diferentes medios, teniendo en cuenta los sentidos.

Los hallazgos de los dos premiados ayudan a comprender nuevos ámbitos y nuevos medios de vida, nuevas escalas vitales a tener en cuenta en esta nueva evolución. La formas de entretenimiento, de trabajo, de la educación o del bienestar pasan por un nuevo tamiz, el de una nueva sensibilidad y un núcleo diferente de interacción, la del diseño, no como diseño de productos o espacios en universos digitales y analógicos, el diseño como fórmula de avance y evolución optimizada.

El diseño como clave del cambio

La Red de Diseño del FMRE nace en el 2021, en este escenario múltiple y convulso, para poner en valor las interacciones posibles entre las marcas para desarrollar un mayor conocimiento y asimilación del diseño como un activos de los desafíos del entorno.

El diseño hoy, en el ámbito global, es un núcleo de avance de las instituciones, corporaciones, empresas y, en su conjunto, de la cultura y la sociedad de un país. Tiene la capacidad de crear, innovar y aportar soluciones transversales, sostenibles, sociales y de alto impacto económico. Unas soluciones alineadas con el ‘Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia’ del Gobierno de España, y con el plan de recuperación para Europa ‘Next Generation EU’ y la iniciativa ‘New European Bauhaus’ promovidas por la Comisión Europea.

El diseño, como herramienta de innovación y competitividad, juega un papel estratégico en una nueva visión de la economía, la sociedad y la cultura. Especialmente en España, con una cultura del diseño menos arraigada que en otros países, es necesario que se articule una colaboración de mayor calado entre los sectores creativos y el tejido empresarial.

Es inevitable explorar nuevas claves y procesos, nuevos sistemas. Los path-finders o change-makers, challenge-agents, en español, las personas que posibilitan a adaptación a una nueva realidad y facilitan la aclimatación a nuevos escenarios, son perfiles muy determinantes que en los últimos años se encuentran entre los diseñadores, acostumbrados a analizar cada cambio en términos de solución activa y eficiente.

El diseñador busca de forma natural soluciones estratégicas a problemas funcionales con el objetivo de mejorar la vida de las personas y del entorno. Por ejemplo, ha sido extraordinaria la aportación de la comunidad de diseñadores y empresas de diseño al dar un giro a su producción y encontrar soluciones diversas para la protección y adaptación a los nuevos condicionantes, durante la pandemia.

Se ha demostrado en estos últimos años que el pensamiento de diseño, design thinking,  es una herramienta poderosa en el avance positivo en las empresas e instituciones que se ponen al día con una visión innovadora. El diseñador es hoy un profesional que puede liderar el cambio y la mejora en diferentes estructuras de una corporación, en una ciudad o en un país.

Así ha quedado demostrado en proyectos desarrollados en todo el mundo. El diseño supone hoy una oportunidad de crecimiento más equilibrado, en consonancia con una pulsión más humana del futuro.

En busca de mejores iniciativas y proyectos estructurales, las empresas deben desarrollar un mayor conocimiento y sensibilidad sobre el diseño en sus equipos y especializar a otros. El pensamiento de diseño efectivo implica más que aplicar los métodos de diseño convencionales.

El centro de la operatividad orgánica

El Premio Nacional de Diseño concedido al banco BBVA el año pasado, es una señal y la confirmación de un hecho constatable desde hace años. El pensamiento de diseño o design thinking impulsa la evolución de las empresas, de empresas innovadoras, solucionar problemas complejos utilizando medios creativos.

Y en el centro de todas las revoluciones y evoluciones, el ser humano, las personas como centro de un nuevo bienestar y de una deseada operatividad orgánica, entidades y entes conectados e integrados, aunque las nuevas sensibilidades planetarias lleven a poner en el punto de referencia central, no solo a las personas, también a los demás recursos del planeta, los sistemas y estrategias denominadas planet centered design o life centered design.

Desde el Observatorio de Tendencias de Diseño, una de las áreas de la Red de Diseño del FMRE, uno de los cometidos fundamentales es aportar a las marcas puntos de referencia, de interacción y de debate sobre el futuro inmediato y emergente de los nuevos movimientos contemporáneos en conexión con el diseño y sus nuevos ejes de actuación. Observar las tendencias y corrientes y compartirlas con las marcas del FMRE y otras entidades.

Entre las corrientes continuas del 2022, podríamos concluir que una de las principales es la de una actitud de adaptación creativa a las circunstancias, la de anticiparse mediante la observación a las vicisitudes venideras con apertura de mente y positividad interactiva. Los horizontes cercanos de una nueva humanidad comprometida.

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