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El establecimiento burgalés cierra el año 2022 con un nuevo proyecto de redecoración y una colección artística. 

A punto de cumplir dos décadas, el Parador de Lerma cierra el año 2022 con un proyecto de redecoración y una nueva colección artística. Este Parador, que fue en origen el palacio ducal de Lerma y un proyecto urbanístico muy importante en su época, está vinculado al personaje del duque y su historia continúa presente en el edificio. La nueva propuesta se basa en la convivencia de conceptos clásicos y contemporáneos que conectan con la historia del palacio barroco, remitiéndonos a su época de mayor esplendor. Una convivencia entre tradición y modernidad muy vinculada a Paradores.  

El nuevo discurso expositivo, según explica la jefa del departamento de Arte de Paradores, María Gimeno, “está marcado por el edificio, por su importancia histórica y arquitectónica, y por el promotor de la construcción, el duque de Lerma”. María Gimeno destaca que el punto de partida ha sido el papel que tuvo el duque, valido de Felipe III, como coleccionista de arte. “Tuvo una colección más amplia que la del propio monarca, Felipe III, con obras de El Greco, Tiziano, Fra Angelico o Rubens, que era su pintor predilecto”, ha destacado. 

El objetivo de la nueva colección artística del Parador de Lerma ha sido “mezclar esas referencias a obras clásicas con obras que teníamos en la colección de Paradores”. Para ello, han contado con tres artistas contemporáneos fundamentales en el panorama artístico actual: Rubén Rodrigo, Lino Lago y José Manuel Ballester, que ahondan a través de distintos lenguajes (abstracción-figuración) y técnicas (pintura-fotografía) en reconocidas obras clásicas.  

Así, se han incorporado a los fondos del Parador dos lienzos de medio formato estudio para una crucifixión después del Greco I y II; de Rubén Rodrigo, basada en el cromatismo de la obra El expolio del pintor renacentista; el cuadro Lugar para una Anunciación, de José Manuel Ballester, que reinterpreta la obra de Fra Angelico, actualmente en el Museo del Prado, que se encuentra en nuestro país porque fue un regalo al duque de Lerma y formaba parte de su colección, y la obra Fake Abstract, de Lino Lago, inspirada en el retrato ecuestre que Pedro Pablo Rubens realizó del duque.  

La propuesta de arte clásico, que incluye sendas reproducciones de Salomé de Tiziano y Retrato de hombre de Van Dyck, se completa con una representación de dos piezas: la gran talla de la Virgen en el Trono del siglo XIV, que ya se exhibía en el Parador burgalés, y un tapiz del siglo XVII de gran formato, de manufactura española en Flandes, que forma parte de una serie sobre la vida de Alejandro Magno que el rey Luis XIV encargó a Charles Le Brun.  

Mayor calidez y dinamismo  

Además de la colección artística, la nueva imagen del Parador de Lerma se completa gracias a un proyecto de redecoración centrado principalmente en el patio de Bolaños. Este espacio es el corazón del Parador y el único que utilizan tanto los clientes alojados como los visitantes que acuden a conocer el edificio. Una intervención con la que se ha buscado dar mayor calidez y dinamismo. 

Se han restaurado las alfombras de nudos existentes desde la inauguración del establecimiento en 2003, fabricadas por la Real Fábrica de Tapices, y se han utilizado como inspiración del proyecto, cuya base ha sido dar un aire mucho más actual, pero combinando elementos de mobiliario de gran valor que ya estaban en el Parador con piezas contemporáneas. Además, se ha querido poner el acento en el producto nacional y casi todos los elementos utilizados son de empresas españolas. 

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