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Perspectivas para las empresas españolas en América Latina

Antonio Pérez-Hernández Torra, director general de Casa de América de Madrid, ofrece un análisis con las perspectivas para las empresas españolas en Latinoamérica y menciona la importancia del trabajo conjunto entre la administración y las empresas para potenciar la imagen de España. Este análisis forma parte de ‘Reflexiones para la recuperación’, un espacio del Foro de Marcas donde se comparten los análisis y las reflexiones de expertos frente a la crisis generada por la COVID-19.

Las empresas españolas han tenido y tienen un papel central en nuestras relaciones con América Latina. Para España, las relaciones económicas con la región tienen un carácter sistémico, y constituyen un componente inseparable del progreso de nuestro país. Sin la presencia de las empresas españolas en América Latina, nuestra economía no sería tan diversificada geográficamente.

A ambos lados del Atlántico, las empresas españolas representan los más altos niveles de excelencia y liderazgo en una amplia gama de sectores clave con elevado componente tecnológico. Durante las últimas décadas en las que la presencia de compañías líderes en la región se ha incrementado sustancialmente en términos de inversiones, de activos y de cuotas de mercado, el efecto beneficioso para la región de las buenas prácticas de un gran número de ellas ha generado un círculo virtuoso de reinversión de beneficios, de efecto inducido de transferencia tecnológica, de traslado de productos y servicios al continente que han mejorado las estructuras económicas de sus países y de mejora de los niveles de vida de los ciudadanos.

Existe un entendimiento compartido de que la reputación de España y la de sus empresas que operan en América Latina impactan la una sobre la otra. Por ello es importante que la administración y las empresas trabajen conjuntamente en potenciar nuestra imagen como país. La ministra González Laya ha hecho del fortalecimiento de la diplomacia económica uno de los ejes prioritarios de nuestra acción exterior.

Las graves consecuencias económicas y sociales de la COVID-19 plantean un nuevo escenario que, sin duda, nos preocupa enormemente. Además, esta crisis se produce en un contexto previo de inestabilidad política, estancamiento económico y contestación social, que define esa “media década perdida” de la que habla José Antonio Ocampo.

Obviamente, no puede haber un ritmo inversor como en los años 90 porque tampoco hay un ritmo de privatizaciones en América Latina que lo haga posible. Pero las bases de las que partimos son muy sólidas, lo que nos permite contemplar el futuro con un cierto optimismo. Aunque los flujos de inversión se hayan reducido, el compromiso de las empresas, a pesar de todas las dificultades, sigue siendo muy firme. Ello refleja que la inversión española es estratégica y a largo plazo.

La Casa de América ha venido prestando especial atención a los riesgos y oportunidades para nuestras empresas en el nuevo escenario con un ciclo de debates sobre los sectores más relevantes de nuestra presencia empresarial. Existe un consenso claro de que nuestras empresas, con el decidido apoyo de la administración, pueden desempeñar un papel muy relevante en la estrategia de recuperación de la región. Es claro que España ha hecho una apuesta firme para apoyar esta estrategia en los planos multilateral, iberoamericano y europeo.

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