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Entrevista a José María Fonseca Moretón, presidente del Grupo Terras Gauda

 José María Fonseca Moretón es presidente del Grupo Terras Gauda. Nació en Ourense en 1950. Licenciado en Ciencias Económicas y apasionado del mundo del vino desde siempre, dejó su puesto de funcionario como Técnico Superior del Instituto Nacional de Empleo para fundar en 1989 Terras Gauda con un grupo de socios y amigos. En la actualidad es el presidente del Grupo Terras Gauda, afianzado en cuatro de las zonas vitivinícolas más reconocidas a nivel nacional e internacional, que exporta a más de 60 países de todo el mundo. La saga familiar continúa con sus hijos: Antón Fonseca Fernández, como vicepresidente ejecutivo, y Carmen Fonseca Fernández, vicepresidenta primera.

 ¿Cuáles son los valores y atributos que conforman vuestra identidad de marca y que configuran vuestra estrategia corporativa?

La fidelidad y el respeto a la tierra y la singularidad y el trabajo bien hecho son los pilares sobre los que se asienta nuestra filosofía. Se identifica el origen y se ponen en valor las variedades autóctonas de cada zona. Desde el máximo respeto a la tierra, como decía, hacemos vinos únicos y diferenciados. Estos son los valores que nos han guiado desde que fundamos Terras Gauda en O Rosal y que hemos aplicado en todos los proyectos vitivinícolas que hemos emprendido.

Con las mismas ganas y esfuerzo, hemos sumado tres bodegas al Grupo y, hoy en día, estamos afianzados en cuatro de las zonas de referencias vitivinícolas a nivel nacional y con gran proyección internacional: DOCa Rioja (Compañía de Vinos Heraclio Alfaro), D.O. Bierzo (Bodegas Pittacum), Sardón de Duero (Quinta Sardonia) y en la D.O. Rías Baixas (Bodegas Terras Gauda), el origen de todo. Estamos muy satisfechos por haber sido la primera bodega que, desde Galicia, ha dado el salto a la Rioja, y no a la inversa, como sucedía hasta ahora.

En nuestro proceso de diversificación, con la misma filosofía, también adquirimos la conservera vegetal más antigua de Galicia, A Rosaleira, con los grelos como producto estrella. Potenciamos la dieta atlántica con estos productos naturales y saludables, además de riquísimos.

El enoturismo constituye una de las bases de Terras Gauda y, por su propia naturaleza, permite crear una relación experiencial con los consumidores. ¿Cómo han evolucionado estas experiencias en los últimos años y cómo impactan en la percepción de la marca?

El mundo del vino es apasionante. Hay mucha historia y cultura detrás. Forma parte de nuestra tradición desde hace miles de años y a nuestros consumidores les interesa saber cuál es la filosofía de elaboración, cómo son los procesos… Desde hace años le estamos dando muchísima importancia a los planes de enoturismo en las cuatro bodegas consiguiendo atraer cada vez a más visitantes. Solo en 2021, y teniendo en cuenta las circunstancias, hemos dado la bienvenida a 6.000 personas.

Queremos transmitir el conocimiento y también que se le dé valor a la experiencia de compartir una copa de buen vino, con nuestra excelente gastronomía y una buena conversación sobre todo lo que hay detrás de todo ello.

En Terras Gauda, los amantes de este mundo o los que se acercan por primera vez a él, pueden recorrer nuestras 160 hectáreas de viñedo de O Rosal, aprenden a diferenciar las variedades autóctonas: Albariño, Caíño Blanco y Loureiro, y qué aporta cada una.  En el recorrido por la bodega tienen la oportunidad, además, de contemplar el mapa de Galicia que ha diseñado Javier Mariscal para Terras Gauda. Una maravilla. Y después de adentrarse en nuestro universo y conocerlo, catan nuestros vinos y aprecian sus matices diferenciadores.

Creo que son experiencias enriquecedoras, tanto por el aprendizaje como por las sensaciones que evocan las personas a las que damos la bienvenida en nuestras bodegas, a los que hacemos sentir como en casa. 

Cada vez personalizamos más estos planes para adaptarnos a perfiles diversos, siempre teniendo en cuenta las propias peculiaridades de las bodegas. Tratamos de promover sus importantes patrimonios vinícolas, unidos a los potenciales gastronómicos y turísticos de sus respectivas zonas.

La autenticidad de la Mencía marca nuestros vinos en Bodegas Pittacum y las propuestas de enoturismo en El Bierzo giran en torno a esta variedad.

En Quinta Sardonia nos distingue la viticultura biodinámica, buscamos el equilibrio entre el clima, el viñedo y el entorno natural para crear vinos que expresen en copa la pureza del terroir.  Quien nos visite se acercará a esta filosofía porque en torno a ella se articulan las visitas.

En La Rioja, la herencia de siglos de sabiduría vitivinícola es la protagonista de los planes de enoturismo para quienes quieran conocer la Compañía de Vinos Heraclio Alfaro, nuestra bodega con alma, porque hemos construido su identidad en torno a la figura del aviador internacional del mismo nombre.

La sostenibilidad y la inversión en I+D+i juega un papel importante para Terras Gauda. Precisamente en 2022 habéis completado el segundo año del proyecto internacional Bettersoil, enfocado a la vitivinicultura biodinámica. ¿Cómo valoráis esta experiencia y qué impacto ha tenido en el negocio?

Efectivamente, desde el principio en Terras Gauda entendimos que debíamos invertir en I+D+i para mejorar y, sobre todo, para diferenciarnos, siendo pioneros en esta apuesta por la innovación. El primer proyecto data del 2003 y lo pusimos en marcha con el CSIC: selección clonal de uva Albariño, con el objetivo de obtener cosechas regulares y marcar todavía más la tipicidad de los vinos. Disponemos de una patente, que sumamos a otra en 2008, al disponer de una levadura ecotípica exclusiva, extraída del propio viñedo, que ha reforzado de modo natural el carácter varietal y los aromas frutales manteniendo y mejorando la calidad en todas las añadas con independencia de los factores externos.

La calidad sensorial es otro de los matices claramente distintivos de nuestros vinos. La patente de manoproteínas sobre lías de Albariño (2010) sigue cumpliendo el objetivo de poner en valor su tipicidad y percepción en boca.

En definitiva, contamos con tres patentes y un secreto industrial y, de lo que nos sentimos muy orgullosos, hemos recuperado la variedad Caíño Blanco, que prácticamente había desaparecido. Por toda esta labor, la Real Academia Gallega de las Ciencias nos concedió el Premio Investigación en 2009.

En cuanto a la sostenibilidad, en todas las bodegas del Grupo trabajamos desde la convicción del valor de la tierra y de su importancia para elaborar los vinos, cuyo proceso de creación empieza en el viñedo. Creemos que es fundamental su conservación y potenciar el legado vitivinícola que nos han dejado nuestros antepasados. 

En los últimos años en Terras Gauda hemos priorizado proyectos que nos ayudan a una mayor sostenibilidad medioambiental. Uno de ellos es Bettersoil, que desarrollamos en colaboración con la bodega argentina que practica la vitivinicultura biodinámica Alpamanta. Nos centramos en demostrar que las técnicas de intensificación ecológica mejoran la biodiversidad del suelo y, por tanto, la salud y productividad de las vides.

En la actualidad, impulsamos el proyecto de cooperación internacional de robótica, inteligencia artificial y big data, FlexiGrobots. Una de las principales ventajas de la utilización de robots de observación vitícola es que la aplicación de tratamientos localizados permitirá, entre otras cuestiones, reducir nuestra huella medioambiental y generar impacto positivo en la conservación del entorno. Es un nuevo avance después de haber emprendido el proyecto europeo de viticultura de precisión FOODIE.

Entre otros, también hemos puesto en marcha el proyecto de economía circular aplicado a la viña VITALVER, a través del que hemos valorizado un subproducto de la vinificación, el bagazo, que retorna a la viña como un biofertilizante y bioplaguicida de alta calidad.

 Actualmente tenéis presencia en más de 50 países. ¿Qué papel juega la marca en vuestro proceso de internacionalización y cómo os adaptáis a las necesidades de cada mercado?

Nuestro equipo humano es fundamental para conseguir estos resultados. Desde hace muchos años trabajamos la imagen de marca y de producto. El reconocimiento y notoriedad de nuestras marcas, que se asocian a vinos únicos y con personalidad, ha sido determinante en el proceso de internacionalización. En la actualidad, comercializamos más de 2,5 millones de botellas de las cuatro bodegas en más de 60 países de todo el mundo.

Pese a las dificultades del ejercicio pasado, fue un año récord de ventas, en el que las exportaciones han supuesto el 32% del total. Los mercados en los que más hemos crecido han sido China y Estados Unidos, seguidos por Noruega, México y Suiza.

Para conocer los gustos y adaptarnos al perfil del consumidor en cada mercado, contamos, además, con el apoyo de nuestros distribuidores e importadores, con los que forjamos relaciones estables, y que son claves en sus respectivos países para llegar al consumidor final. 

También con la Bienal Internacional de Cartelismo – Concurso Francisco Mantecón, una iniciativa cultural de gran envergadura con la que conectamos desde el 2001 con perfiles muy diversos, miles de potenciales consumidores jóvenes y de diferentes edades que, para diseñar sus carteles, buscan información sobre nuestra bodega, los proyectos, vinos y variedades, con el consiguiente valor en la notoriedad que logramos en el exterior.

En las quince ediciones han participado más de 15.000 artistas gráficos, asociaciones, estudios de diseño y universidades de más de un centenar de países, y hemos posicionado a la bienal como una de las tres de mayor prestigio en todo el mundo y la de mayor relevancia convocada por una entidad privada.

Javier Mariscal, Alberto Corazón, Óscar Mariné, Manuel Estrada, Isidro Ferrer, Pep Carrió, Emilio Gil, Roberto Turégano, Cruz Novillo, Pepe Gimeno, Javier Jaén y grandísimos diseñadores nacionales, artistas con proyección internacional, han formado parte del jurado, aportándonos sus conocimientos y prestigio. También importantes figuras de la vanguardia artística gallega y periodistas y directores de arte de medios de comunicación como El País, El País Semanal, El Mundo, RTVE, Hola, Elle o Harper’s Bazaar.

 ¿En qué manera os beneficia la imagen de la marca España en los mercados internacionales?

La marca España fuera de nuestras fronteras es sinónimo de calidad, de innovación y de competitividad; es la suma de muchos sectores y empresas que hemos apostado fuerte por la internacionalización y por el progreso. Por poner en valor las grandes fortalezas y las enormes riquezas de este país y darlas a conocer en todo el mundo. Hay que seguir trabajando duro en este sentido, especialmente en la actualidad, en la que hay una enorme competencia y la coyuntura es poco favorable. Pero soy una persona muy optimista. Si uno cree en lo que hace, y le pone empeño, le saldrá bien.

En el caso del sector vitivinícola, el reconocimiento de la calidad de los vinos españoles es ya incuestionable en todo el mundo y hemos conseguido situarnos a la altura de grandes regiones de países que llevan muchos años muy bien posicionadas. Ha sido un camino largo pero muy fructífero a mi modo de ver, en el que la marca España ha sido determinante como elemento aglutinador y vertebrador.

A mí me gusta decir que la mejor forma de hacer país es sacando adelante proyectos empresariales ilusionantes e innovadores. Esta ha sido la gran apuesta del Grupo Terras Gauda. Desde O Rosal, conscientes de la necesidad de asentarse sobre bases sólidas como explicaba, cimentadas en economías de escala, hemos dado el salto a otras zonas prestigiosas para consolidarnos como un Grupo a tener en cuenta tanto en el panorama vitivinícola nacional como internacional, en el que existen miles de marcas de vinos de infinidad de países, pero ninguno como los nuestros. De esa singularidad, estoy seguro.

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